CIUDADES EN VUELO, AVES QUE HABITAN LA CIUDAD Y LA IMAGEN

CIUDADES EN VUELO, AVES QUE HABITAN LA CIUDAD Y LA IMAGEN

CIUDADES EN VUELO, AVES QUE HABITAN LA CIUDAD Y LA IMAGEN

CIUDADES EN VUELO

Habitantes invisibles pero constantes

Las aves urbanas, especialmente las palomas, son presencias constantes en nuestras ciudades. Están ahí, en cada plaza, sobre los cables, en los aleros, entre el ruido de los autos y las conversaciones humanas.
¿Las vemos realmente? No siempre. A menudo pasan desapercibidas, como si fueran parte del mobiliario urbano. Pero su influencia es real: moldean nuestros espacios, nuestros gestos, incluso nuestras emociones.

UNA COREOGRAFÍA COTIDIANA

¿Quién no ha visto a alguien alimentándolas, o esquivándolas con fastidio? ¿O una bandada alzar vuelo y transformar por segundos una calle común en una escena cinematográfica?
Viven con nosotros. Desde Buenos Aires hasta El Cairo, de Estambul a Madrid, las aves urbanas trazan una línea común entre culturas. Vuelan sobre nuestros monumentos, entre ruinas y torres modernas, como si no hicieran distinción entre la historia y el presente.

LO SALVAJE EN LO URBANO

También nos confrontan con lo salvaje dentro de lo cotidiano. ¿Qué tan domesticada está una paloma? ¿Qué tanto pertenece a la ciudad y qué tanto permanece indómita? Esa ambigüedad las vuelve fascinantes.

GAVIOTAS EN ESTAMBUL: CENTINELAS DEL BÓSFORO

En Estambul, la presencia de las gaviotas merece un capítulo aparte. Majestuosas, ruidosas, imponentes, dominan los cielos y los tejados como si fueran centinelas del Bósforo.
No sólo sobrevuelan los mercados y mezquitas, sino que se posan en lugares inesperados, a veces incluso muy cerca de la gente. En las fotografías, su silueta recortada contra los minaretes o su vuelo bajo sobre las aguas refleja una convivencia ancestral y poderosa.
¿Qué ciudad puede ignorar a semejante habitante?

EL LENGUAJE VISUAL DEL VUELO

En fotografía de calle, su aporte es invaluable: movimiento, dirección, textura, ritmo. A veces son las que salvan una imagen o le dan sentido. Su vuelo congela el tiempo o lo libera. La escena más simple —una esquina, una sombra, un cartel— puede volverse mágica si ellas entran en cuadro.

UN DERECHO COMPARTIDO AL ESPACIO

Nos recuerdan que, a pesar del cemento, la ciudad también respira. Que hay una coreografía aérea y sutil que ocurre a diario, sin pedir permiso.
Quizás por eso siguen ahí: no como intrusas, sino como habitantes legítimos.
Porque las ciudades también les pertenecen. ¿O acaso no han vivido siempre entre nosotros?

GALERÍA DE IMÁGENES

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